Entrevista 9 agosto 2024

«El gobierno de México da dinero a las comunidades indígenas pero construye macroproyectos que les destrozan la vida»

Hablamos con Sara López, activista mexicana y defensora del territorio y las poblaciones indígenas. Participó en la edición de primavera del proyecto de Ciudades Defensoras del Derechos Humanos 2024, coordinado por la Comisión Catalana de Acción por el Refugio y el Fons Català, en el cual defensores y defensoras de los derechos humanos de todo el mundo vienen a Cataluña a explicar sus luchas y la realidad de sus territorios.

  • ¿Cuál es tu trayectoria como defensora de los derechos humanos en México y, más concretamente, tu vinculación con la defensa del territorio?

Empecé muy joven como defensora y mi formación política e ideológica vino de la teología de la liberación en los 80. Me fui implicando, poco a poco, en la defensa del agua, en temas de salud… Durante aquel tiempo decretaron la Reserva de la Biosfera de Calakmul y estuvimos apoyando a comunidades que vivían dentro de la reserva, para evitar que los reubicaran y, en los casos que se tenían que reubicar, nos asegurábamos que se les daba las condiciones que requerían.

En cuanto a la defensa del agua, no tenemos agua en el municipio de Calakmul y en los 80 hicimos varias acciones de protesta para llamar la atención del gobierno, pero a día de hoy continuamos sin agua. A raíz de aquellas acciones tuve que huir porque recibí órdenes de detención. Pasados dos años volví a casa y formé parte del movimiento zapatista.

Posteriormente, estuve vinculada a la defensa del acceso a la energía eléctrica: pedíamos una tarifa justa, que la energía eléctrica fuera un derecho humano, y que no se privatizara. De hecho, estamos en huelga de pago de la energía eléctrica desde hace 18 años, y lo mantendremos hasta que no se cumplan nuestras demandas.

En todo este proceso de lucha, de la noche a la mañana nos acusaron a cuatro compañeros y a mí de privación ilegal de la libertad de un funcionario público de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). Se inventaron este delito, nos detuvieron y pasamos 11 meses en la prisión. Salimos por la presión política a nivel local, nacional e internacional, y Amnistía Internacional nos declaró tomados de conciencia y nos otorgaron un premio como defensores y defensoras del territorio.

Actualmente, estamos llevando a cabo la defensa del territorio, la tierra y el agua con este megaproyecto mal llamado Tren Maya. Estamos indignados y sentimos mucha impotencia por no poder estar haciendo más para detenerlo. Es un tren militar, porque quién lo está haciendo son los militares con recursos de empresas extranjeras y nacionales. De hecho, hay empresas españolas.

  • ¿Qué consecuencias tiene la construcción del Tren Maya en la región?

Hay impactos muy fuertes. Se están destruyendo y contaminando los cenotes, que al gobierno no le importa que estos cenotes sean sagrados por la población indígena. El agua está contaminada, está sucia, hay cemento, e ¡imagínate la contaminación de los animales que viven! Y bien, también están destruyendo todos los árboles y las reservas que hay, son miles de kilómetros donde están generando esta devastación, porque no solo se trata del lugar por donde pasará el tren, sino también toda la zona de comercio, que requiere mucha infraestructura. Han fracturado la selva.

Sufrimos un calentamiento global muy fuerte, desde el año pasado lo estamos notando mucho más y nosotros lo atribuimos a esta devastación.

Aparte de esto también hay la basura que generan y aumentará con el turismo masivo. Además, no tenemos agua, a pesar de que por el Tren Maya sí que hay. Hay centenares de cañerías que llevan agua para regar toda la zona por donde se está construyendo el tren, y mientras tanto la gente se está muriendo de sed.

  • ¿Está habiendo afectaciones sociales?

Sí. Está todo militarizado y la población tiene miedo. Se pierde la tranquilidad. Las vías del tren pasan por el medio de las comunidades y rompen la convivencia porque la población queda dividida. En varias comunidades han instalado puentes para atravesar las vías del tren pero están alejados de los núcleos y no están habilitados para gente mayor.

Además, las comunidades están divididas entre la gente que está a favor del tren y la que está en contra. Ha habido criminalización y violencia contra compañeros y compañeras que se movilizan en contra del macroproyecto. También ha habido desalojos de familias que vivían en la zona por donde tiene que pasar el tren. Hace mucha pena.

Todo ello está afectando también los medios de vida de la población. Las familias que han tenido que marchar de sus tierras, algunas las han podido malvender al gobierno, pero a otros que se negaban a vender se las ha expropiado. Estas personas ya no siembran la milpa, que es un sistema agrícola tradicional.

Una de las afectaciones más importantes de esta situación será cuando llegue el turismo de verdad. Nos llevarán alimentos otros lugares que serán procesados y transgénicos, y nos olvidaremos de la milpa. Es un riesgo porque perderemos la cultura, las costumbres de los Maya, la manera de vestir, el idioma…

Los precios también están subiendo mucho a causa de las personas que vienen de fuera de la comunidad. También ha aumentado mucho la delincuencia, la drogadicción y el alcoholismo.

  • ¿Se está tomando alguna medida a nivel comunitario para hacer frente a esta situación?

Una de las cosas que se ha estado haciendo es trabajar en las comunidades. Como organizaciones estamos intentando articularnos a nivel peninsular, nacional e internacional, porque sentimos que esta lucha es de todos y todas, ¿no? Todos los impactos que hay a causa de la deforestación perjudica el mundo entero. La reserva de Calakmur es uno de los pulmones más grandes del mundo y lo están deforestando.

También somos parte del Congreso Nacional Indígena donde hay muchas organizaciones y si hay una criminalización todas levantamos la voz.

Hacemos mucho trabajo con las mujeres también, estamos recuperando la medicina tradicional de nuestros ancestros, de nuestras abuelas. Hacemos talleres sobre los derechos de las mujeres, sobre patriarcado, sobre agroecología, estamos trabajando en la recuperación de las semillas nativas…

  • ¿Qué trato recibe la población indígena por parte del gobierno mexicano?

Recientemente, el gobierno ha impulsado un programa que se llama «Sembrando vida» con el cual da dinero a la población a cambio de la siembra de árboles. Hay gente que lo aplaude porque el gobierno nunca ha dado dinero a la población indígena, pero realmente es una forma de control. Por un lado, te da dinero pero, por otro, te está construyendo un megaproyecto de muerte que te está destrozando la vida. Estos programas han desarticulado mucho el trabajo comunitario que hacían las organizaciones y no están dando respuesta a las verdaderas necesidades de las comunidades, como por ejemplo los servicios básicos. Se les da dinero simplemente, que es una manera de comprar a la gente.

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