Una delegación del Fons Català visita en Costa Rica los proyectos dirigidos a la comunidad refugiada nicaragüense
Los representantes se han reunido con autoridades locales e instituciones clave para el desarrollo de los proyectos en el país, donde está la oficina del Fons Català en América Latina desde hace dos años.
Del 27 de agosto al 1 de septiembre, una delegación del Fons Català de Cooperació al Desenvolupament ha viajado a Costa Rica para hacer seguimiento de los proyectos que lleva a cabo en el país centroamericano, principalmente enfocados a la población refugiada nicaragüense.
La misión ha sido encabezada por el presidente del Fons Català y concejal del Ayuntamiento de Igualada, Jordi Cuadras; la secretaria del Fons Català y concejala de cooperación del Ayuntamiento de Begues, Maria Llauradó; el director del Fons Català, David Minoves; la concejala de cooperación, solidaridad y paz del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, Cristina Serna; la jefa de la unidad de cooperación, solidaridad y paz del Ayuntamiento de Sant Boi de Llobregat, Clara Sopeña; la concejala de cooperación, solidaridad y paz del Ayuntamiento de Sant Pere de Ribes, Sandra Shimazu; el concejal de la oposición del Ayuntamiento de Sant Pere de Ribes, Albert Bonet; y el responsable del área de América Latina y de la oficina permanente del Fons Català en Costa Rica, Xavier Ruiz.
Hace dos años que el Fons Català trasladó su sede de América Latina a Costa Rica, después de que el gobierno nicaragüense forzara el cierre de la oficina regional de Managua. Esto ha permitido continuar haciendo cooperación municipalista con el pueblo de Nicaragua que se encuentra al exilio.
Costa Rica ha sido tradicionalmente una tierra de acogida de migrantes nicaragüenses. Pero se calcula que en los últimos cinco años han llegado unas 600.000 personas -el 8% de la población de Nicaragua-, para huir de la represión y la persecución política, además de los desplazamientos por factores de carácter económico y social.
Construcción de 24 viviendas
El Fons Català ha financiado la construcción de nuevas viviendas para las 24 familias que viven en el campamento de refugiados en Upala, al norte de Costa Rica. Estas casas permitirán mejorar las condiciones de vida de la comunidad, que es autosuficiente y gestiona de manera conjunta la actividad ganadera y agrícola.
La mayoría de las familias que viven al campamento provienen de Nueva Guinea, en el norte-centre de Nicaragua, que se han tenido que exiliar por formar parte del movimiento contra la expropiación de tierras campesinas, a raíz del proyecto de construcción de un canal interoceánico impulsado por el gobierno de Daniel Ortega desde el 2014.
Francisca Ramírez, conocida como Doña Chica, es una de las activistas más destacadas del movimiento. Fue de las primeras en dejar el país durante las protestas del 2018 para “salvaguardar nuestras vidas y liderazgos visibles”, pero desde el exilio ven como la represión empeora. “Hace un año me desnacionalizaron y sacaron todos los bienes y propiedades, y aquí hemos tenido que trabajar colectivamente para tener esperanza y sostenibilidad”, explica.
Salud mental en la zona transfronteriza
En Upala, la delegación del Fons Català también ha visitado el centro de salud mental comunitaria que iniciará su actividad este mes de septiembre. Varios municipios catalanes han financiado la rehabilitación del edificio y la contratación de una psicóloga y una trabajadora social.
El centro será de acceso gratuito tanto para personas desplazadas como para la población local que lo soliciten, y formará parte de un complejo con otros servicios que ofrecen protección y atención psicosocial a colectivos vulnerables, gestionados por distintas ONG y equipamientos públicos.
La contraparte de este proyecto financiado por el Fons Català es la ONG Cenderos (Centro de Derechos Sociales del Inmigrante), que lleva años trabajando para prevenir, atender y proteger a mujeres migrantes y en desplazamiento forzado. Además de la atención psicológica, la entidad capacita a mujeres supervivientes de violencias para que detecten y atiendan casos en sus comunidades.
Greisy Montano tiene orígenes nicaragüenses y hace cuatro años que ejerce este rol de orientación y acompañamiento en Cenderos. Afirma que, aunque “la violencia no respeta edad ni condición social”, la mayoría de casos que atienden en contextos migratorios son mujeres y adolescentes que “colapsan emocionalmente” ante tantos cambios.
Acceso a cursos de educación superior
La cooperación municipalista también da soporte a la UPF-CENIEF, un centro de formación técnica que nace del exilio nicaragüense con el objetivo de formar y facilitar la incorporación al trabajo de los migrantes de Costa Rica. El centro ya ha ofrecido dos cursos en marketing digital y relaciones laborales, con 45 alumnos graduados.
El centro formativo ha creado también una red estudiantil de soporte al emprendimiento, fruto de una propuesta de los mismos alumnos. Ebel de Jesús Osorio ha lanzado recientemente un proyecto de serigrafía de camisetas. Sus diseños están inspirados en la nostalgia hacia Nicaragua: “queremos ser conocidos como una marca nacional y un punto de encuentro multicultural con otros países que comparten este sentimiento”.
Durante la visita, la delegación del Fons Català ha hecho entrega de 8 portátiles para facilitar la actividad formativa de los estudiantes, iniciativa que se ha coordinado con el Ayuntamiento de Vilafranca del Penedès a través de la ONG Labdoo.
Soporte al pueblo indígena miskita
Otro proyecto del Fons Català contribuye a la soberanía alimentaria de comunidades miskitas, uno de los pueblos indígenas presentes en Nicaragua y exiliados en Costa Rica. El proyecto incluye acompañamiento técnico y promueve la resistencia cultural de jóvenes, mujeres y líderes comunitarios.
En una reunión con la Coordinadora de Pueblos Indígenas y Afrodescendientes de Nicaragua, la delegación ha conocido de primera mano la situación de este colectivo en territorio costarriqueño, donde se calcula que puede haber entre 3.000 y 7.000 familias desplazadas por la represión y la violencia, la invasión de tierras y bosques, y el impacto del cambio climático.
Larga tradición de solidaridad con Nicaragua
El municipalismo catalán tiene una larga trayectoria de cooperación y hermanamiento con el pueblo nicaragüense. El Fons Català, como asociación que aglutina a más 300 municipios solidarios, ha podido mantener esta tarea con el traslado de la sede del continente a Costa Rica hace dos años.
La delegación ha podido conocer a fondo el contexto sociopolítico de este país y la región centroamericana, en una conversación con Luís Guillermo Solís, expresidente de Costa Rica, y Mercedes Peñas, exdirectora de la Fundación DEMUCA y experta en municipalismo. Se ha podido valorar también la situación de la población de Nicaragua, en un encuentro con el Espacio de Coordinación de ONG nicaragüenses con base en Costa Rica.
Se ha constatado la necesidad de continuar reforzando la cooperación municipalista en el país centroamericano, que se encuentra saturado por el fenómeno migratorio y la llegada de refugiados. De las 236.000 personas que han solicitado asilo en el país, el 91% son de Nicaragua.
También se han hecho reuniones con actores e instituciones clave como las direcciones de Cooperación Internacional y Refugio y Extranjería, la embajada española y la oficina técnica de la Agencia Española de Cooperación al Desarrollo (AECID) en el país, las alcaldías de San José y Upala, o la Unión Nacional de Gobiernos Locales (UNGL), con la que se ha signado un convenio de colaboración.